Décimo Séptimo Día: Sábado 9 de mayo de 1953
Una joven que llegó hasta el manantial sostuvo tenazmente que la Virgen la curó de una parálisis que sufría desde hacía mucho tiempo. Esta joven, después de haber visitado el pozo y haber tomado el agua, exclamó llena de alegría y con visible emoción: “Dios mío, Dios mío, la Virgen atendió mi súplica, ya que al tomar el agua bendecida por ella me he puesto buena y sana”. En esos mismos momentos, otros peregrinos también manifestaron haberse sanado de sus dolencias después de haber tomado el agua del manantial. Ese día fue uno de muchos milagros.