Décimo Sexto Día: Viernes 8 de mayo de 1953
Este día, una gran procesión partió de Sabana Grande, caminando hasta el Barrio Rincón, para unirse al inmenso público que continuamente se reunía allí para orar y pedirle a la Virgen por su salud y la de los suyos.
El teniente Mercado gestionó refuerzos policiacos adicionales para mantener el orden el lunes, 25 de mayo, fecha en que los niños dijeron que se produciría el gran milagro anunciado por la Virgen. El teniente Mercado, que disponía de solo 22 policías, hizo una solicitud de 25 agentes adicionales, un sargento y dos motociclistas; otros pensaron que esas fuerzas serían insuficientes para mantener el orden el 25 de mayo.
Ese día continuó la asistencia del público de todos los rincones de la Isla al Barrio Rincón, lugar que de la noche a la mañana se había convertido en el Santuario de Puerto Rico. Los peregrinos aumentaban constantemente. Gente de todos los matices sociales, cargando vasijas de diferentes formas, uso y tamaños, pugnaban desesperadamente por obtener un poco de agua santificada para llevarla a los hogares, en la esperanza de curarse de dolencias reales de orden físico o emocional.
Entre los visitantes al manantial acudió el sacerdote José Torres, párroco de Salinas, quien causó admiración entre el público y a quien entrevistó el corresponsal, preguntándole por el objetivo de su visita.
En este día se atribuyó otro milagro a la Virgen de Sabana Grande. Una dama de San Germán, parienta de la notable poetisa, Lola Rodríguez de Tió, y quien sufre de un padecimiento en sus piernas, se frotó con el agua milagrosa del pozo de Sabana Grande y su hijo dijo que mejoró, en tal forma, que están todos sorprendidos.
Comentó una de las dos niñas que ven a la Virgen: “por la mañana la Virgen vino acompañada con dos ángeles vestidos iguales”.
Las clases continuaron normalmente en la escuela Rodríguez de Tió, pero las dos niñas y el niño que ven a la Virgen se retiraron a una esquina del salón, rezando y cantando en baja voz, mientras los demás compañeros se dedicaron al trabajo escolar dirigidos por la maestra. Dicen los tres niños videntes que la Virgen les enseñó su canción favorita: “Bendito, Bendito, Bendito sea Dios”.
Muchas familias hablaron con los vecinos de la escuela para que les permitieran quedarse en sus casas cuando vinieran al Barrio Rincón, a partir del 23 de mayo, para estar presentes el 25 de mayo, día del gran milagro que había anunciado la Virgen.
Muchas de las personas que venían a visitar el lugar traían cajitas y otros envases con alimentos, para comerlos durante el día. Se veían, también, madres sentadas sobre las pajas secas de la caña, lactando a sus hijitos y, en distintos puntos de la finca, se formaron grupos que comentaban con seguridad lo que ocurría. “Hemos visto a personas que han llegado aquí en actitud incrédula, y después de varias horas, las hemos visto persignándose y diciendo que no hay lugar a duda, que la Virgen está aquí.”
Los reporteros visitaron y entrevistaron a los padres de las dos hermanitas que ven a la Virgen a diario e informaron que “la Virgen había anunciado a los niños una sorpresa” y ellos creen que la sorpresa fue la alegada aparición de ángeles que se comunicaban con las menores.
En la casa de Domingo Collado, abuelo del niño Juan Ángel Collado, tienen flores en el lugar, alegándose que “la Santa (como llamaban a la Virgen) visitó el humilde hogar con dos ángeles que la acompañan siempre a cada lado”. En el hogar creen que estos ángeles fueron los que “el jueves jugaron con los niños en la escuela”.