Trigésimo Segundo Día: Domingo 24 de mayo de 1953
Ocurrió un milagro tras otro en el manantial de la Virgen. Son muchos los que en este día recibieron la sanación de sus males. Margarita Bosques Torres, del pueblo de Las Marías, quien tenía las piernas paralizadas desde hacía tres años, afirmó que al tomar agua del manantial de la Virgen se le enderezaron las piernas y pudo caminar.
Como medida de prevención, ese día quedó instalada en la escuela Lola Rodríguez de Tió, una sala de emergencia con todo lo necesario de acuerdo a las circunstancias y un número considerable de médicos, enfermeras y medicinas para la ocasión, en preparación para recibir y atender cualquier caso de dolencia o accidente.
Había ya 300 policías en los terrenos del pozo velando por el orden y otros 300 miembros de la defensa civil estaban también a la disposición. Los tanques rodantes de agua se mantenían suministrando agua a los peregrinos. En este día fue suspendida la entrada de automóviles.
Desde tempranas horas de la mañana se habían congregado más de 25,000 personas de toda la isla en los terrenos del manantial y los adyacentes, esperando el gran día del Milagro.
Las 20 cuerdas de terreno sembrado de caña habían quedado en desecho por el ir y venir de los peregrinos. Entonces, comenzaron los peregrinos a invadir los terrenos adyacentes ubicándose debajo de los árboles.
Las calles estaban llenas de automóviles y no había espacio ni para una bicicleta. Hubo cientos de personas que tuvieron que dejar sus vehículos a kilómetros del pueblo de Sabana Grande y caminar más de 10 kilómetros para llegar a los terrenos del manantial en el Barrio Rincón.
Los tres niños videntes estaban acompañados por los policías que les abrían paso entre la multitud, al pasar por la finca. La gente les presentaba imágenes de santos, rosarios, medallas y velas para que la Virgen los bendijera. Los niños los tocaban rápidamente mientras caminaban.