Vigésimo Séptimo Día: Martes 19 de mayo de 1953

 

En ese glorioso día, la curación que causara mayor admiración para todos en Puerto Rico fue la obtenida por Doña Nora Freyre de Del Valle, conocida pintora residente de Mayagüez y quién hacía ocho años estaba obligada a  permanecer  sentada en  un  sillón  de ruedas. Doña Nora Freyre  de Del  Valle estaba desahuciada de la ciencia como incurable de una fuerte parálisis que sufriera por motivo de un derrame cerebral. Después de una paciente espera, la peregrina logró acercarse al manantial en su sillón de ruedas, un poco cansada pero con una fe inquebrantable en el poder de la Virgen, y después de sus amigas darle agua “santificada por la Virgen”, tomar de la misma y derramar el agua sobre sus piernas, inesperadamente se levantó, salió del sillón y corrió dando infinitas gracias   a  la  Virgen  por  el  milagro concedido a ella para el logro de su salud. Caminó hasta la Iglesia del pueblo a dar testimonio y gracias por su curación y regresó al pozo de la Virgen con cientos de personas que la acompañaron en su peregrinación. Después de surgir este gran milagro, Doña Nora jamás tuvo que usar el sillón y pudo andar perfectamente bien.