Testimonio de Isidra Belén

 

Testimonio de Isidra Belén, quien a los 9 años de edad presenció la visita de la Virgen del Rosario del Pozo en Sabana Grande, Puerto Rico, durante los 33 días de sus apariciones en 1953.

“La Virgen empezó a visitarnos el 23 de abril de 1953, pero en ese momento yo no me encontraba allí en el lugar, sino Juan Ángel con otro compañero de escuela, luego cuando el llevó la noticia a la escuela, el día 24 de abril fue otro grupo, entre los cuales nos encontrábamos mi hermana Ramonita y yo.

Entonces nosotras tuvimos la dicha de ver a la Santísima Virgen. Ella se nos presentó pero no dijo nada. Al tercer día fue que ella se identificó y dijo que era la Virgen del Rosario y que no tuviéramos miedo. Luego siguió así, sucesivamente apareciendo. Pero Ella no se quedó en ese lugar solamente, siento que caminó con nosotros hacia la escuela y allí hizo un sinnúmero de cosas con nosotros. Como educadora nos enseñaba muchas cosas que en aquel tiempo nosotros no entendíamos. Símbolos que ella llevaba que hemos ido descubriendo a través de nuestras experiencias y según hemos ido creciendo.

Ella caminaba con nosotros en peregrinación y rezábamos el Rosario mientras íbamos hacia el pueblo de Sabana Grande. Así estuvo caminando por 33 días hasta el día 25 de mayo, que fue el día final que se apareció; y desde entonces no se ha aparecido más. Como en esa época éramos pequeños y no entendíamos  muchas cosas, nos enfatizaba  siempre que ayudáramos a la humanidad por medio del rezo del Rosario.

Muchas personas nos decían que era el diablo y que eran cosas malas, pero yo estaba segura de que no era así, de que era algo bueno, de que era la Santísima Virgen. Yo no tenía ningún miedo, sabía que era la Virgen porque Ella se había identificado; había dicho:  “Yo soy la “Virgen del Rosario”.

Había momentos en que nosotros jugábamos con Ella cuando iba  a la escuelita.

El último día que Ella se fue, fue el 25 de mayo. Yo personalmente, no sabía que ese era el último día de la Aparición; aunque Ella nos había anunciado con muchísima anticipación ese día, pero ese día yo no recuerdo que Ella dijera que era el último día de su aparición. Ella se desapareció y jamás nosotros le hemos visto. No sé si Ella se lo dijo a Juan Ángel o a Ramonita, pero a mí no.

Yo fui analizando y dándome cuenta de unas cosas, bueno, pues lo que la Virgen quiere es esto y esto otro. El propósito de Ella al venir a Sabana Grande es, unir a toda la humanidad, unirnos en oración y que todo mundo siga los pasos y las enseñanzas de su hijo Jesús.

Cursé hasta el tercer grado en la escuela Lola R. De Tío del Barrio Rincón de Sabana Grande. Así a las escuelas del pueblo, donde me gradúe de cuarto año. Siempre visitaba a mi Virgencita del Santuario. El comité que se estableció allí desde 1953 se encargaba de todo, y yo participaba en las celebraciones del 23 de abril y del 25 de mayo.

Luego continué mi vida de estudiante en la Universidad Interamericana. Allí obtuve mi bachillerato en educación con concentración en psicología y español. Mi vida universitaria fue muy dura. Pero siempre estuve pegada al manto de la Santísima Virgen que me ayudaba en los momentos más difíciles. Terminé la universidad y comencé a trabajar de maestra en el pueblo de Las Marías. Al año siguiente, me fui a trabajar a Yauco, donde permanecí siete años y conocí al Ing. Luis A. Sierra, nos casamos en el año 1973.

En 1975 nació mi primera hija, Maribel y en el año 1978 fui a vivir al Barrio Rayo Minillas de San Germán, donde resido. Desde 1977 trabajo en la escuela José C. Barbosa del Barrio Guarios, enseñando español a cuarto, quinto y sexto grado.

En 1978 la Santísima Virgen me premió con mi segunda hija, Madeleine el 25 de mayo. Siempre me mantuve activa en la iglesia, ayudando en todo lo necesario y dando catequesis a las niñas de la comunidad”.

Isidra es la mayor y siempre ha sido la más reservada. Durante las apariciones de la Virgen, su hermana Ramonita y Juan Ángel recibieron un gran privilegio, pero también una gran responsabilidad.

Los periódicos de la época la describían de la siguiente forma: Isidra trigueña y perfilada, haciendo gala de una formalidad sorprendente en una niña de su edad (Periódico El Mundo, por Malen Rojas Daporte).