Explicación del Sexto Mensaje

 

 virgenLa Virgen nos dice que el hombre de hoy está adormecido y ha perdido la sensibilidad a la vida espiritual y fe en la vida eterna, la vida que no termina con lo que llamamos muerte.

El hombre no tiene esperanza y la vida se convierte en algo difícil. Hay gente desesperada, gente que se suicida o que comete crímenes, vive sin leyes en su vida, sean de Dios o sean del hombre. La vida después de la muerte es palpable y concreta. Al morir nuestro espíritu va al Cielo y en la venida final de Nuestro Señor, los seres humanos resucitaremos y nuestros cuerpos serán glorificados. Esa es la promesa de Nuestro Señor Jesucristo.

La Virgen señala dos grandes problemas que tienen los seres humanos: uno es el humanismo y otro el sentimentalismo, apegos los que nos impiden amar a Dios sobre todas las cosas. Desde niños sabemos esto sólo filosóficamente, pues a la hora de la verdad al hombre le cuesta mucho servirle a Dios.

La Virgen nos señala con gran preocupación que hasta los que dicen ser fieles seguidores de su Hijo: los cardenales, obispos, sacerdotes, los laicos comprometidos, se han llenado de indiferencia y han perdido la fe en el mundo sobrenatural. Ella en su amor de Madre nos pide que recemos por ellos y les ayudemos, pues ellos representan a Nuestro Señor Jesús.

Hay quienes dicen que esto es un cuento de fanáticos o de religiosos; llegado el momento de la verdad, se llevarán la gran sorpresa y entonces, no habrá marcha atrás.

Es necesario despertar, estamos dormidos y buscamos justificar nuestra falta de fe poniendo excusas a nuestra conveniencia para no cumplir.

En este mensaje la Virgen nos alerta que existen creencias y filosofías sofisticadas, difíciles de detectar, que como tentáculos están amarrando a la humanidad, ejemplo de éstas son la infidelidad, la práctica de los sacramentos sin estar debidamente preparados, el aborto, el uso de anticonceptivos. Todo esto es permitido pensando que los tiempos han cambiado. Inclusive en los corazones de los pastores de la Iglesia existen estas filosofías extrañas. Ante esta situación, la Virgen, de una manera especial, reconoce la labor del Santo Padre destacando como ayuda del Cielo, su defensa de una doctrina firme que no se deja influenciar.

La Virgen advierte que habrá muchas guerras y grandes sufrimientos, faltarán comida y agua, más todo el dinero del mundo no podrá resolverlo. Es buen momento para detenerse y pensar qué se puede hacer, pensar cómo podemos sembrar y sacar fruto de nuestras tierras. Sin embargo, el mismo egoísmo del hombre le impide pensar en el futuro, solo piensa en satisfacer sus necesidades inmediatas. De esta manera, no puede haber soluciones y los problemas seguirán agudizándose.

El hombre le ha faltado el respeto a la Creación de Dios. La Virgen nos advierte que la naturaleza se manifestará de una manera nunca antes vista, llegarán momentos que se mezclen simultáneamente varios elementos naturales: vientos que destrozarán, fuego que saldrá de la tierra, aguaceros donde no llueve, volcanes en erupción que contaminarán toda la atmósfera, el agua será completamente ácida y no se podrá tomar por años.

Lo que se observa actualmente en el mundo es sólo el comienzo de las señales y signos que Dios está enviando. La Virgen nos advierte y pide que recemos el Santo Rosario por la paz del mundo y para su Hijo calme la naturaleza.

Surgirán epidemias, una enfermedad específica se dispersará y no habrá medicina, vacuna ni cualquier invento del hombre para curarla, sólo sanará la fe.

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El hombre como hijo de Dios es un ser que debe crecer físicamente y espiritualmente, e ir fortaleciéndose cada día a través de la oración y el sacrificio. Buscar acercarse más a Dios.

Para el hombre será muy difícil sobrevivir cuando lleguen los tiempos difíciles, cuando por las inclemencias del tiempo no pueda comer por semanas, no tenga donde dormir soportando lluvia y frío.

El hombre que no haya crecido en el espíritu, morirá físicamente y emocionalmente perderá la razón, mientras el que haya edificado su espíritu y tenga su confianza en Dios como guía, tendrá las herramientas para luchar ante las adversidades que le pudieran quitar la vida. Ese hombre de la estirpe de Dios seguirá adelante como la Virgen lo deja establecido en este mensaje.

De los experimentos genéticos con seres humanos y con animales; algunos se escaparán de los laboratorios y surgirán mutaciones como resultado de que el hombre ha jugado con lo que no debió nunca; la genética humana sólo pertenece a Dios y eso nos lo advierte la Virgen.

Vendrá una gran prueba que será inminente. En el cuarto mensaje nos dice que el cielo se pondrá anaranjado, que habrá much

a desesperación en la que padres e hijos tratarán de hacerse daño; algunas veces se podrán matar, otras, simplemente se apuñalarán una y otra vez y seguirán viviendo. A los hombres les chorreará la piel sobre los huesos, se convertirán en seres abominables y monstruosos, así describe la gran prueba. En este sexto mensaje la Virgen nos alerta de que esto está muy cerca porque el hombre simplemente no quiere acatar el mensaje de Dios ni transformarse.

El cirio del que nos habla la Virgen es simbólico. Cada ser humano debe convertirse en un cirio encendido, tener luz para iluminar al mundo, a nuestras familias, a los que trabajan con nosotros, a nuestro pueblo y a nuestro país.

En algunos países están surgiendo facciones comunistas totalitarias que coartan la libertad de la fe de algunos pueblos. En esas naciones habrá luchas, y un día la gente despertará y se dará cuenta que son esclavos y comenzarán a darse acciones liberadoras que resultarán guerras brutales. Se verán pueblos luchando, hermanos contra hermanos.

Llegará un momento donde no se sabrá quién está a cargo un pueblo. Los ciegos no ven la realidad y el ruido podría referirse al uso de armas poderosas en la guerra. La Virgen profetiza que por primera vez habrá una guerra declarada entre países de América.

La Virgen nos alerta y dice que se planifica la oscuridad de la Iglesia, hecho que ya está ocurriendo, y ni gobiernos ni la Iglesia se dan cuenta de ello.

Hasta que los seres humanos no alcancen una conversión total, no habrá una solución para los grandes males que aquejan a la humanidad.

Todo lo que la Virgen nos alerta en su sexto mensaje tiene solución y todo puede ser superado si rezamos el rosario, ahora hay que rezarlo más que nunca. Ella nos da el mandato de esparcir la devoción del Santo Rosario a todos: amigos, familiares y vecinos. Debemos rezar el Rosario por la paz del mundo y para que Nuestro Señor Jesucristo calme la naturaleza.

La Virgen nos invita a promulgar la participación de la Eucaristía, pero no sólo con nuestra palabra, sino con nuestro ejemplo de vida intachable y comprometida. Hay que mover a los demás con el ejemplo de nuestra vivencia. Ella se presenta como nuestra intercesora ante su Hijo y nos invita a seguir el plan establecido para el crecimiento espiritual en su cuarto mensaje.

Nuestro Señor está por encima de todas las cosas y debemos hacer que Él sea nuestra prioridad. La Virgen nos enfatiza esto y nos dice: Yo te protegeré, yo caminaré contigo, yo te llevaré para que tengas la salvación eterna, pero es preciso cumplir con las promesas hechas a Dios.

Todos los devotos de la Virgen Purísima del Pozo, habitamos en su pequeño reinado: su broche, y recibiremos su escudo protector. Para alcanzar la protección de la Virgen sólo lo logramos a través de la fe y la entrega llevando el Evangelio como apóstoles firmes.

Ella nos hace una promesa de protección cuando los elementos de la naturaleza comiencen a sublevarse, Ella estará con nosotros para protegernos. Hemos de poner a Dios primero en nuestras vidas, al único Dios verdadero, no lo que el hombre por conveniencia, quiere llamar dios: casa, dinero y otras cosas.

En este mensaje Ella misma se llama la Purísima del Pozo. No debe quedar duda, Purísima es la Madre de Dios y debemos tratarla con reverencia, con veneración y respeto. Es la Madre de Dios que nos lleva a Nuestro Señor Jesucristo. A pesar de haber sido objeto de tantas blasfemias y mancillada, es la Reina, la madre de Dios, enviada por nuestro Señor Jesús.

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En este mensaje, la Virgen se muestra como una madre amorosa, consejera y protectora, nos alerta de varios peligros y nos da la solución: despertar del adormecimiento que tenemos causado por el humanismo y el sentimentalismo.

Debemos hablar de la existencia de Dios y llevar el mensaje al hombre para que se dé cuenta de que existe una vida eterna auténtica, real y palpable, y tiene que esforzarse por trabajar para alcanzarla, tener una entrega y acción apostólica de mayor diligencia.

Cada uno debe convertirse siendo ejemplo de virtud en su familia, en su entorno y en su comunidad, para que la humanidad se llene de fe y de amor a su Amadísimo Hijo Jesús. Hay que edificar la fe para edificar la fe de los demás. Promulgar la participación continua del Santo Sacramento del Altar, la Eucaristía.

Debemos responder a todo lo que Ella ha pedido en sus mensajes, especialmente en el plan de crecimiento espiritual propuesto en su cuarto mensaje. Nuestros corazones no pueden albergar odios, rencores, venganzas inútiles, ni envidias. Hay que desechar todo egoísmo para así iluminar nuestras vidas con las siete estrellas de su corona que simbolizan los sietes sacramentos y las siete virtudes.

Hagamos realidad el mayor de todos los mandamientos: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu y pongamos a Dios sobre todas las cosas, no filosófica, ni superficialmente sino de corazón y práctica diaria.