La Misión de la Virgen del Rosario nace como fruto fundamental, pero no exclusivo, de la aparición en Sabana Grande, Puerto Rico, en el año de 1953

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El 23 de abril de 1953, la Virgen del Rosario se apareció a tres humildes niños, Ramonita Belén, Juan Ángel Collado e Isidra Belén, en el Barrio Rincón de Sabana Grande, Puerto Rico. En aquel entonces contaban con siete, ocho y nueve años, respectivamente. La Santísima Virgen se apareció por 33 días consecutivos. Al tercer día, Ella se identificó diciendo: “No tengan miedo… soy la Virgen del Rosario”. Ella dejó siete mensajes para el hombre de este tiempo.

Esta aparición está enmarcada dentro de un plan perfecto de Dios, dirigido hacia la formación de una nueva estirpe que transformará la humanidad. Todo el mensaje de la Virgen del Rosario es un meditar de las enseñanzas del Evangelio de Cristo. Quedó plasmado a través de palabras, símbolos, signos e imágenes que Ella utilizó para explicarlo a niños de corta edad.

Durante los días de la aparición, la Santísima Virgen escogió al niño Juan como portador y custodio de los siete mensajes. Seis (6) mensajes han sido revelados a la luz pública. Después de 33 años de la aparición y cumpliendo con la encomienda que la Santísima Virgen dejó sobre sus hombros, el señor Collado comenzó a dar su testimonio personal y difundió el mensaje de la Virgen del Rosario por todas las comunidades y parroquias de Puerto Rico donde fue invitado. Miles escucharon su testimonio que, por espacio de tres años, estuvo llevando todas las noches.

Como resultado de la difusión de este testimonio y del mensaje de la Virgen del Pozo, muchos hombres y mujeres comenzaron a transformar sus vidas, cobrando conciencia de sus compromisos de bautizados. Al convertirse en cristianos auténticos, comprometidos con el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, comenzaron una vida profunda de oración, penitencia y sacrificio, así como de participación frecuente de los sacramentos. También creció en ellos un profundo amor y fidelidad a la Iglesia fundada por Nuestro Señor, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Fue de esta manera que se comenzó la Misión de la Virgen del Rosario del Pozo.

El mensaje de la Santísima Virgen se difundió rápidamente entre el pueblo puertorriqueño, por lo que se consideró la necesidad de crear una estructura jurídica ante la Iglesia y civil ante el Estado. Así fue como se fundó, en el inicio, la Asociación Pro Devoción a la Virgen del Rosario.

Esta Asociación surgió el 8 de diciembre de 1985, como iniciativa de un grupo de laicos, con el fin de organizar a los miles de fieles devotos de María Santísima, bajo la advocación de la Virgen del Rosario del Pozo, apoyados en el Código de Derecho Canónico, Canon 215: “Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de caridad o piedad o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a reunirse para procurar en común esos mismos fines” y en los postulados del Concilio Vaticano II con respecto al culto a la Virgen María. Esta asociación tenía el propósito de promover la santificación del hombre y el rezo del Santo Rosario, a través de un amor especial a la Virgen Santísima.

El tiempo transcurrió y, mientras los hijos nuevos de la Virgen eran probados por el crisol de la persecución, el mensaje de Nuestra Señora del Pozo se difundía por el mundo, sin conocer fronteras ni barreras, cumpliéndose así la profecía del cuarto mensaje de la Santísima Virgen: “Aún así el mensaje de Restitución será acogido y promulgado más allá del mar, donde he puesto mi pie derecho”. El mensaje y la devoción a la Virgen del Rosario del Pozo se ha difundido a otros países, donde existe la Misión Nuestra Señora del Pozo, como: México, Estados Unidos, República Dominicana, España, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Argentina, Japón, Austria, Polonia, Francia y otros, donde han surgido devotos y consagrados, testimonios vivos de la gracias obtenidas por la intercesión de la Santísima Virgen del Rosario, en su visita a los hogares.

Todos los miembros de la Misión siguen trabajando y luchando por ver cumplidos los pedidos de María Santísima. Los hijos fieles y valientes de la Virgen del Pozo, con amor, seguirán luchando, sostenidos por la gracia de Dios, para hacer realidad el propósito de su visita a Sabana Grande, la formación de una nueva estirpe, nueva generación de cristianos verdaderos, que tienen a Dios como prioridad de vida.

Toda esta trayectoria de la Misión Nuestra Señora del Pozo quedará plasmada en la historia de la humanidad, para mayor gloria de Dios y bien de las almas. Con obras de amor y sacrificio, siguiendo las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y aprovechando las gracias derramadas por la Santísima Virgen, la nueva estirpe logrará su pedido de la Restitución de la humanidad hacia la Plenitud.